sábado, 21 de noviembre de 2015

Destierro.

Cuando actúa la justicia,
se forman en mi corazón
fuertes lazos de esperanza.

Ciertamente el destino es fiel,
para condenar los pecados del cruel,
y devolver la vida al inocente.

Ciertamente, conozco que resuelves
tus juicios con pronta rectitud,
mis alabanzas anhelan tus caminos,
mi respirar se ralentiza con prontitud.

Pues de la peña han caido los poderosos.
Aquellos que se creían invencibles,
han sido derrotados
bajo tu mano vencedora.

Los insensibles que bramaban
cual ovejas desperdigadas por los prados,
han recibido el fruto de sus acciones,
la compasión por sus deserciones
es la muerte.

¡Destierro! se asoman las señoras,
¡Destierro! gritan en las plazas,
¡Destierro! tiran de espinos ramas,
Por la puerta de atrás con la cabeza gacha.

No toques a otro semejante,
no hieras de muerte su esperanza,
porque si errares en este tu mandamiento,
yo te conjuro a sufrir el temido destierro.

El sol será horno de fuego,
la tierra magma del infierno,
tus pies bronce bruñido,
y tu respirar vapor de tren,

Caminarás sin encontrar reposo,
vagarás de uno a otro confín
sin encontrar quien te rescatare
de donde te sumes, profundo lodo.

Yo te condeno rapaz alimaña,
sufre las penas de mi corazón quemado,
que tus risas retumben tu conciencia,
que tu dolor sea el pago de mi paciencia.

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