viernes, 29 de abril de 2016

Dormir, descansar.

Hay ciertas cosas en la vida,
que es mejor nunca saber,
hay cierta información
que es grato nunca conocer.

Ahora, viendo como veo las cosas,
creo que es de admirar y sorprende
como el sol todavía nos da su calor,
y la luna brilla a la ignominia,
las mentes básicas tras faldas calientes,
y los animales sacando másteres y posgrados.

Porque animales somos, que no personas.
Porque rayos de tinieblas, no de luz.
La raza humana ha muerto, démosle sepultura.
Guardemos por ella silencio de minutos,
adalid de hierro, ha llegado tu sementera.

Cuando las cobayas clamen a los vientos,
por su laboriosa tarea oprimida,
cuando las nieves desciendan amarillas,
y no seamos mas que polvo de amasar,
entonces el mundo, la vida, seguirá igual.

Porque si algo rompe el Universo,
el Universo lo rompe a él,
porque si algo crispa el cosmos,
el cosmos, con su fuego, lo destruye.

No tentarás al Señor tu Dios,
eso rezaba la biblia,
¡que lástima que nos creamos mejores!
Que los antiguos, que este mensaje
muy interiorizado tenían.

Puede que nunca haya habido seres humanos.
Lo cierto es, que yo me siento solo,
solo en medio de un montón de sombras,
que dícense ser personas.

Por ello a veces se me ocurre,
trepar los bosques,
escalar los montes,
vivir en soledad
y compañía individual.

Autoabastecerme con el pan de mi alma,
relajarme, dormir, descansar,
hasta que aquel día terrible se cierna,
y lo que se llama humanidad,
acabe con ella misma,
usando su arma más poderosa,
sus instintos.

jueves, 28 de abril de 2016

Siglo de luz

No entiendo tantas cosas,
No alcanzo a comprender,
Tantas razones, tanto atardecer, 
Para acabar siendo el mismo acontecer.

No quiero pensar, sentir la locura,
No imagino como los rios, los lagos
No se piensan, no conocen conocimiento,
No saben el verano que les traera estuarios,
Ni el invierno que retraera su alma acuosa y pura.

¿No es más práctico no ser persona?
A muchos esta técnica les funciona.
En cambio, yo soy devenir
Y el devenir,
Deviene.

¿Que ha pasado para no ser historia?
Regresar al polvo de estrellas de donden somos. 
No entiendo las sazones de la vida,
Que nos alberga entre sus brazos
Pese a ser imbéciles por naturaleza.

Es suprahumano y escapa a mi entender,
Que desechemos nuestra salvación
Y abrazemos a nuestra destrucción.
Escapa a mi razón,
Que prefiramos la vista, la imagen, la talla, el peso.
A probar las mieles desinteresadas
Del todopoderoso, amor.

jueves, 21 de abril de 2016

Pulcro amor irracional.

Dedicado a los amantes y a las mandarinas,
tan dulces los unos como tiernas las otras, ¡que ricas!

A veces reparo en no pensar nada.
Porque si pienso, enveneno mis sentidos.
Pienso y me viene un nombre a la cabeza.
Y no puedo evitar no fijar mi vista en él.

Es tan frugaz que a mi sensibilidad atemoriza,
es tan delicado, que mis entrañas reblandece,
es tan irónico, que mi ser se siente extrañado.

Es una conflictiva relación
la cual mi mente no es capaz de relacionar,
ardua batalla me presentan,
la conciencia y la razón.

Por eso, a veces me gustaría no pensar.
Ser como ese tímido caracol,
que lentamente se ve como se arrastra,
los otros animales le adelantan sin dudar,
pero el sigue arrastrándose.

Porque para él el tiempo no es oro,
no tiene mujer que le espere en casa,
ni obligaciones que atender a la vuelta,
ni trabajo al que asistir religiosamente,
no tiene nada, más que su caparazón,
su baba, y su pequeño corazón.

A veces le veo y le envidio.
Porque nunca adivinará el arte del error.
Luego me doy la vuelta y allí está ella.
Ese nombre de amante doble,
de mandarina que ha perdido su color.

Son como dos personalidades
unidas en un cuerpo no muy grande,
es gracioso que piense en eso,
cuando me planteo no pensar en nada.

Al mismo cielo gritan mis sentidos,
¿será posible no tener que hacer juicios?
Taparse los ojos, arrancárselos.
Para no desprestigiar el mensaje fatuo
del querer.

No me percato de mi estado,
cuando la veo charlando,
como las viejas en el mercado,
tasando los hombres (y las mujeres)
como ellas las gallinas en el puesto del pollero.

Me altera el hecho de alterarme.
De pensar en esa parte de ella y dolerme.
Dolerme porque, he visto su otra parte y me gusta.
Pero me duele que sea más irracional que yo persona.
Me duele el hecho de pensar,
que puede estar muerta por dentro,
como el resto de las flores
que he tenido la desgracia
de oler.

Por eso prefiero no pensar en nada.
No sea, que mientras imagino su perfume
sobre mi almohada,
la verdad como un muro me de un golpe,
cierto es que, hasta merecido lo tendría.

La miro sin buscar sus ojos, y ya tengo miedo.
Temo que, como otras hojas, su corazón esté seco,
que no le agrade, que finja, que piense doble,
que solo me mire como alguien con quien hablar.

Me da choque, sin embargo,
que se fije en mi como yo en ella,
no sabría como reaccionar ante eso.

Entendería que, en aquel momento,
que hasta ahora solo en mi mente acontece,
todos los temores que durmieran en mi,
se despertaran de golpe,
al saber que estoy a un paso de poder decepcionar,
sus más intrinsecas, primitivas, y materialistas
ilusiones.