miércoles, 25 de noviembre de 2015

El Amadorio.

Amada el amadorio te concedo,
para que tu tersa piel y dulce alma,
tenga un reposo de tus deleites,
de las pasiones que entre edredones
descarga sobre mis ánimos

tus sutiles movimientos.

La suerte siempre será contigo,
Amada,
pues esa azucarada boca,
de las palabras cascada,
ese bello arte llamado oratoria,
por esas lindas comisuras
llega a su máximo.

Amada el amadorio está limpio.
¡No lo ensucies! Pues mi corazón
merece un respeto. No sea la razón
tu mayor ceguera Amada mía,
acompáñame en las noches frías
y entonces,
ganarás el Cielo.

¡Como te desenvuelves sobre el escritorio
Amada!
¡Del amadorio, un lugar singular!
Pues tu sensual enclave, vulgar embruja,
el papel derrama tu sangre creando
lindos trazos,
pues la tinta que corre en tu torrente,
y tu corazón,
la pluma, es la fuente
donde se esconden los más bellos sentidos.

Llena de hermosura, ¡Poesía!
¡Ven a mi escritorio y hazte mía!

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