domingo, 26 de julio de 2015

Viejas memorias de un fresco pasado.


Todos, todos los que se ubican alrededor mío caen como naipes frente a mi lado y, no soy capaz de predecirlo ni de impedirlo. Tanto que me glorío de mi clarividencia, no soy capaz de vaticinarlo, no soy capaz de detenerlo. Las palabras se clavan en mi corazón como espinas, se dejan caer sobre mi piel produciéndome intensos moratones, marcas tenebrosas de mi propio castigo. 

Castigo que me he merecido sin haber hecho méritos para ello. Ha venido sin previo aviso y ha barrido con lo poco que de mi alma quedaba. Castigo infligido por personas cuyo título les queda grandes. Que no se merecen llamarse a si mismo personas, que no se merecen que los llamen seres humanos, que no se merecen nada. Mentes criminales y psicópatas que afligen a alguien bajo la cobija de sufrimiento arrollador. ¡Pobres corderitos que han sacado colmillos y mudado ropajes y ahora son lobos rapaces! 

Y es que no se como lo hago que al lado mio vienen solo aquellos seres detestables, seres desalmados, sin corazón sentimientos o empatía. Mentes psicópatas y manipuladoras que no contentos con amargarme la vida durante 185 días, me dan el tiro de gracia hace dos días. Con mentiras, que proliferándose llegan a ser portada de periódicos, con calumnias que salen en los telediarios.

Y es que más rapido que un virus infeccioso se propaga un rumor, una maldad mentirosa que hace lo que sea y con quien sea con el fin de ver caido a alguien. Me resbalaría si no fuera porque el perjudicado soy yo, el dolido es mi corazón...



No hay comentarios.:

Publicar un comentario