martes, 12 de mayo de 2015

Besos sin sentido.


Y aún así me pedís que sea positivo,
que confíe en algo que no he visto,
en algo que no he tenido oportunidad,
de tener con ello absoluta afinidad.

Me estáis pidiendo locura,
sabed vosotros que con mesura,
he intentado acomodarme y amoldar,
estas palabras a mi corazón pues allí han de estar.

No obstante, mis besos no vienen a cuento,
mis caricias son peores que el ungüento,
que los falsos derraman sobre tu rostro con sus labios,
que la relajación de sus caricias,
que la risa de sus cosquillas, que la distracción de sus bromas.

Saber que he malgastado tantas fuerzas
que no puedo recuperar de manera alguna,
que te di mi alma para que fuera tuya,
y que la rechazaste, porque a ti te supo poco.

Permítete decirte dama de la triste figura,
no voy a permitir que con indecente usura,
te aproveches de mi corazón sangriento,
pues todo aquel que juega con el alma de los hambrientos,
de los sedientos de cariño, es castigado,
porque la justicia es justa,
porque para ti mis palabras eran burla.

No puedo creer lo que estoy viendo,
no será que en tu interior está lloviendo,
derramandose tímidas gotas rojizas,
no será que el dolor te ignorantiza,
la desidia te enigmatiza,
no será que es pasajero...

Pasajero o no una cosa tengo clara,
cual Tomás tengo por dicho que para,
creer en milagros debo verlos con mis ojos.

Para creer en felicidad debo sentirla,
para creer en amor debo experimentar mi caricia primeriza,
para creer en cariño debo probarlo en los labios,
de alguna chica que huidiza,
me otorgue después el calor,
que tus brazos me negaron.


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