jueves, 10 de septiembre de 2015

Perdidos somos de entre bocas el infierno


Hallado fuiste mentiroso, en tu calumnia pobre ingenuo,
que perdidos somos entre bocas el infierno.
Hállese culpable entre estas tus faldas,
hállese el escarnecedor que de tu honor sembró la falta.

Hállese el soberbio, cruel, inmundo,
que sobre tus piernas y el calor de tu cama,
postró de bruces mis ojos moribundos,
sabiendo que un solo beso de tus labios,
sería sarna para mis huesos
y para mi alma constante escarnio.

Quiérete un poquito, vil escoria,
siembra virtudes, que no deshonras.
¿Acaso poco acertado es este tu agravio?
Sobre mi cadaver podrás llevarte mi tesoro.
El amor es libre pero yo su carcelero,
el tesoro es reluciente, pero yo su acadio.

Siembra en tus luces,
el temor de bravos hombres,
que delante de ti huyen,
siembra en tus sombras,
la luz de esta bella dama,
a la que su vida derramas,
a la que su sangre incolora,
robas con síntomas de acritud.


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